Podar es crecer

Escucho a Dios Cada Día.

Podar es crecer.

Todo amante de la botánica, comprende lo beneficioso, que es el proceso de poda para el crecimiento de una planta.

La poda de una planta, busca que los frutos de estas sean mejores; que las ramas sean más fuertes; y que la energía de la planta se utilice eficazmente al eliminar ramas, hojas, y flores secas, que de no ser separadas de la planta, impactarán de forma negativa en su desarrollo

De forma similar, nuestro Padre Celestial (Labrador) va cortando en nosotros (ramas) todas aquellas cosas que nos privan de dar más fruto.

El problema es que muchas veces no queremos ser podados. La poda no es atractiva. Implica desprenderse de algunas cosas con las cuales creímos que estaríamos siempre.

Muchas veces las plantas, parecen saludables, dan frutos, tienen bastante hojas, pero solo los jardineros expertos conocen el verdadero potencial de la planta, y saben que cortando en ciertos lugares, la planta alcanzará un mayor desarrollo.

Dios conoce exactamente donde cortar en nuestra vida como relaciones personales, características de nuestra personalidad, actividades, hábitos y costumbres, o cualquier otra cosa que esté impidiendo que rindamos todo lo que podamos.

Muchos aguantamos el proceso de poda cuando entendemos que aquello que Dios está cortando es algo que claramente es perjudicial para nosotros; pero no todos somos tan dóciles cuando la poda implica aquello que nosotros consideramos que es bueno, y que no necesita ser podado.

Nos justificamos con pensamientos como:

"Esa relación me hace bien".

"Trabajar en este ministerio me ha hecho crecer".

"Esta actividad es una bendición para mi".

"Haciendo esto soy de bendición para otros".

Es en estos casos donde necesitamos confiar plenamente en nuestro Padre Celestial para dejarlo obrar en nuestra vida; que aunque no comprendamos su proceder, todo lo que Él hace es para nuestro bien; y que cualquier cosa que Él quiera podar, es porque eso nos impide alcanzar nuestro mayor potencial.

Dejemos que Dios corte, arranque, y limpie en nosotros lo que deba. Después de todo, las ramas no pueden decirle al Jardinero como hacer su trabajo.

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