“El que ama el placer se
empobrece, quien ama vino y perfumes no se hará rico.”
Proverbios
21:17 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
“El camino hacia la riqueza
depende fundamentalmente de dos palabras:
trabajo y ahorro.” Benjamin
Franklin.
En
la gran mayoría de los países del mundo se celebra la Navidad, una época especial donde las familias se reúnen para
compartir en paz y armonía. Un tiempo donde el amor y la alegría llenan los
hogares, los niños (y los no tanto) abren con mucha expectativa y felicidad sus
regalos, la visita de seres queridos desde algún lugar lejano es parte de la
bitácora navideña, intercambio de regalos con los compañeros de clase o trabajo,
celebraciones de fin de año y un montón de actividades que forman el ambiente
navideño donde celebramos (sea la fecha correcta o no) que Dios envió a su
único hijo para salvar el mundo.
Sin
embargo no todo es color de rosa, o en este
caso, de color rojo y verde; porque el
comercio hizo su trabajo. Si, el
comercio hizo su trabajo porque aprovechándose del “ambiente navideño” apenas
llega el mes de diciembre las tiendas empiezan a colocar su mercancía en “oferta”,
todas los establecimientos comerciales lucen extraordinariamente adornados (incluyendo
al personal humano), luces, árboles de navidad, el popular Santa Claus, y un
sinfín de accesorios que provocan en las personas (especialmente en las poco
calculadoras e inteligentes) un frenesí por las compras. Todos quieren comprar,
comprar, comprar. Algunos más “audaces” se apropian de Isaías 55:1 y ¡quieren comprar sin dinero! (es una broma xD)
pero lo cierto es que en esta temporada salen más productos al mercado que en
ninguna otra.
Entre
lo que se puede adquirir en este tiempo, podemos mencionar: juguetes, de todas
las clases, tipos, tamaños, colores, materiales, y creencias (Ja!); cámaras
fotográficas, todas las marcas, todos los tamaños, con lente, sin lente, etc; teléfonos
y celulares, NO inteligentes, inteligentes( Si, aquellos que son más
inteligentes que los dueños jeje); computadoras, de mesa, portátiles, tablets,
etc; electrodomésticos y muchísimas cosas más (ropa, libros, relojes, cd, dvd,
joyas, etc). Y es que como dije anteriormente, el comercio hizo su trabajo, basta con sentarte a ver tu
programa de TV favorito y cuando venga la publicidad seguramente de diez
comerciales, verás cuatro de juguetes, dos de perfumes, uno de ropa.
Sin
ser ignorantes de esta situación, una gran cantidad de empresas (por lo menos
las buenas) públicas o privadas, haciendo gala de su buena fe (quiero creer eso
aunque no estoy muy seguro) le otorga a sus empleados bonos navideños, pago de
utilidades y los famosos aguinaldos (aquí en Venezuela, no sé si sucede en otros
países) con el propósito de que el empleado disponga de los recursos
suficientes para comprar lo que necesita o para... para… para …(no se me ocurre
otra razón)para gastarlos en cuanta idea
le cruce por la mente. Muchos de los empleados no están acostumbrados ni
preparados para tener esa cantidad de dinero y por ende, comienzan a gastarlo
en artículos que sencillamente, en otra época no se gastarían, pero, no se te
olvide, estamos en Navidad y “parece ser” que cualquier motivo es bueno para derrochar el dinero.
Es
muy poco inteligente gastar el dinero que tengamos apenas nos llegue a los
bolsillos. Si nosotros le entregamos
nuestra vida a Dios, se la entregamos con todo y cuenta bancaria. Como
cristianos debemos ser buenos administradores de todo lo que Dios nos ha dado,
incluso el dinero. El Rey David le
dice a Dios en 1 Crónicas 29:14 “Porque
¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer
voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu
mano te damos.” Es necesario tener claro que TODO lo que hemos
recibido ha sido gracias a la provisión que Dios nos ha hecho.
El Apóstol Pablo
escribe en su carta a los Filipenses,
en el capítulo 4, versículo 19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Algunas personas
usan este versículo para decir que Dios les suplirá TODO lo que QUIEREN,
pero en realidad Dios va a suplir es TODO
lo que NECESITAN, y hay una GRAN DIFERENCIA entre lo que
necesitamos y lo que queremos.
Una ilustración
al respecto: Si ponemos a elegir a un niño entre una cesta de chocolates,
caramelos y dulces, y una cesta de frutas y vegetales, ¿qué escogería el niño? Por supuesto que la cesta de chocolates y
dulces porque es lo que el niño QUIERE, pero lo que el niño NECESITA son las
frutas y los vegetales. De esta misma
forma debemos pensar que Dios va a suplir TODO lo que NECESITAMOS y NO todo lo
que QUEREMOS, sencillamente porque a veces queremos cosas que NO nos harán
beneficio. Cuando somos adolescentes, por lo general, todos queremos un
automóvil, pero ¿Necesitamos un automóvil? ¿Es algo de primera necesidad? Sinceramente,
creo que es mucho más peligroso un adolescente con carro que uno sin carro
(aunque con o sin carro son peligrosos xD)
Cuando
Jesús se bautizo en el Jordán, nos dice la escritura en Lucas 3:22 (NVI) “y el Espíritu Santo
bajó sobre él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz del cielo que decía:
«Tú eres mi Hijo amado; ESTOY MUY COMPLACIDO CONTIGO (énfasis mío).» Una declaración impactante
que me dice a Quien verdaderamente
es que debemos darle placer, y es a nuestro Padre Celestial. Que todo lo que hagamos sea para el placer
de Dios, y nosotros gocémonos porque estamos agradando a nuestro Señor. Si Dios
nos ha dado cierta abundancia es responsabilidad nuestra que la usemos como a
Dios le agrada, después de todo EL nos la dio y estamos tratando de agradarle ¿o no?
No
estoy diciendo con esto que debamos tener una vida insípida, que no compremos
nada en navidad, que no regalemos, que no compremos ropa y vayamos por el mundo
dando lástima. No. Lo que si pretendo es que podamos, como decimos en
Venezuela: “arroparnos hasta donde
nos llega la cobija” No es falta de fe, es simplemente la realidad. No
es inteligente gastarnos varios meses de sueldo en un iPhone 5, y después estar
“ayunando” y no precisamente por estar buscando una revelación de Dios (el que
sepa que entienda)
¿Qué
podemos hacer? Pensar, y no solo pensar, pensar en el futuro. Consultemos a
Dios: digámosle con confianza: Señor, ¿Será tu voluntad que yo compre esto? Antes
de comprar (funciona mucho mejor antes de estar frente al vendedor con el
artículo en una mano y la tarjeta en la otra) pregúntate: ¿Cómo se agradará Dios si yo compro esto? ¿Seré
yo el ÚNICO beneficiado? ¿Cuántas
personas se beneficiarán de esto? ¿Necesito
esto de verdad o simplemente lo quiero porque tengo el dinero? Si hacemos
esto, seguramente elegiremos con sabiduría y Dios se complacerá de nosotros.
Los
lujos son para las personas ricas, si tú eres un millonario bendecido por Dios:
Felicidades, los lujos son para ti, disfrútalos agradando a Dios; pero si no, te
hago un llamado a la reflexión, si sigues gastando en lujos nunca llegarás a
ser rico. Agrademos a Dios. Dios te bendiga.
PD:
Antes de que gastes todo el dinero pensando que Los Mayas tienen razón, NO LO
HAGAS. El fin del mundo no será todavía. Solo Dios lo sabe.
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